Está ocurriendo algo espantoso... Está muriendo gente... Todo el mundo está aterrorizado...
Tratas de buscar algo, lo que sea, que te sirva de arma. Cerca, un adolescente asustado te suplica que le ayudes a escapar. Entonces, de pronto, oyes un ruido. Miras a tu alrededor en un intento de ver qué —o quién— hay ahí, pero está demasiado oscuro...
Sin previo aviso, el asesino aparece y decapita al adolescente, cuya cabeza rueda hasta tus pies, con los ojos abiertos de par en par. El asesino te señala sin decir palabra antes de girarse en busca de otra víctima. Tú corres en dirección contraria, huyendo de tus pensamientos, con los gritos de las víctimas aún resonando en tu cabeza. La matanza y la muerte te rodean y tu única ruta de escape está bloqueada. Es entonces cuando te das cuenta de que solo existe una posibilidad: matar o morir.
Todos los demás están muertos. Tú eres la última superviviente.